A LA H. JOSEFA GONZÁLEZ CORTÉS
Salamanca, 18 julio 1903 MF II 149. No autógrafa. Escrita por Joaquina Gómez y firmada por la M. Cándida.
En 1903 va a tener lugar un acontecimiento de particular relieve en la vida de la Congregación: la primera emisión de votos perpetuos, a la que precederá un tiempo de preparación, que va a desarrollarse en el marco externo de la casa-noviciado de los Mostenses. Aunque el texto constitucional de 1873 hablaba ya de un tiempo con especiales características que debe preceder inmediatamente a los últimos votos (cf. FI [284]) y los escritos del P. Herranz se detienen en describirlo (cf. H [147-155]), es en el año 1903 cuando de hecho tiene lugar por primera vez, ya que sólo a partir de esa fecha, recibida la aprobación pontificia de la Congregación y de sus Constituciones, empezarán las Hijas de Jesús a emitir la profesión perpetua. A esta primera experiencia se refiere, en esta carta y en la siguiente, la M. Cándida, que la vivió en Salamanca, junto con otras 42 Hermanas, el 24 de julio al 24 de septiembre de ese año (cf. DSn 2 p.49-59 y 66-74). Se trata del tiempo tradicionalmente llamado “tercera probación”, presente en los textos y en la tradición viva de las Hijas de Jesús, con diversas variantes a lo largo de su historia (cf. FI 37 [1903]; FI 66 [1931]; FI 69 [1952]; DCE 19,19; DC SI 4,39-40), y que coincide, en sus elementos más sustánciales, con la “última probación” ignaciana (cf. SI [514]; SI [516]).