Cartas MF 400 - al Obispo de Vitoria

Cartas Madre Fundadora (cMF)
Página: /
Recurso disponible en:

Detalles


Título
Cartas MF 400 - al Obispo de Vitoria
Tipo de contenido
Cartas
Lenguaje
PDF-ESP
Descripción

A D. JOSÉ CADENA Y ELETA, OBISPO DE VITORIA

Salamanca, 27 diciembre 1910 MF IV 88. No autógrafa. Escrita por María Igarategui y firmada por la M. Cándida.

La respuesta del Señor al anhelo de expansión misionera de la Congregación le va a venir a Cándida María de Jesús, inesperadamente, de la mano del gran amigo y protector, D. José Cadena y Eleta, obispo de Vitoria. Al contestar a la carta que éste le escribe por medio de su secretario, se sitúa en un gozoso presente de anuncio y esperanza, y vuelve espontáneamente la mirada al pasado en dos etapas distintas: una remota y otra más inmediata. El deseo de anunciar el Evangelio más allá de los mares bullía, desde hacía mucho, en el fondo de su ser. En el lejano 1891 había querido responder afirmativamente a una petición que le venía de Venezuela para la instalación de un colegio. Pero no era todavía el momento. Los recursos humanos eran pocos , y los materiales más precarios aún. El P. Herranz, con prudencia y cariño, le había desaconsejado la empresa, indicándole que se trataba de un riesgo excesivamente grande para ella, que no podía disponer de muchas Hermanas suficientemente preparadas y capaces de asumir puestos de responsabilidad en tierras tan distantes. (cf. PH I 164). Habían pasado los años. La situación se presentaba distinta. La Congregación había alcanzado ya un adecuado nivel de maduración, a pesar de que en e plano material los recursos seguían siendo más bien escasos. Su vida como fundadora parecía acercarse ya al ocaso. Por otra parte, España se enfrentaba con una problemática difícil en el campo político, con prenuncios nada alentadores para el futuro de las instituciones religiosas, y era necesario buscar medios para asegurar la continuidad histórica del carisma de que Dios le había hecho portadora en la Iglesia. En este contexto, la M. Cándida había intuido que Dios le urgía a concretar su proyecto misionero. Con la seguridad de los que sólo en el Señor ponen la confianza, se había puesto en marcha. En una forma desconcertante, había experimentado la tensión de la búsqueda del camino. La manifestación del querer de Dios se le hacía sensible en signos contradictorios: de una parte, la certeza en la fe que había llegado la hora prevista por el Señor; de otra, los caminos, que se le van cerrando; los intentos, que van resultando inútiles, para una fundación en Hispanoamérica, en donde la igualdad de idiomas y rasgos semejantes en la cultura facilitarían la inserción de las Hijas de Jesús: Méjico, Cuba, Argentina… Pero ella se mantiene abierta al querer de Dios, disponible a su acción, sin extrañeza, porqueestá habituada a vivir lo imprevisible de la actuación de Dios, la constante sorpresa que maraca sus caminos en la historia. Es precisamente a esta sorpresa de Dios a la que hace referencia en la carta que escribe a D. José Cadena y Eleta, agradeciéndole el gesto de aprecio y de amistad que, una vez más, ha manifestado hacia la Congregación y pidiendo su ayuda para la concreción del proyecto que le ha presentado, y que ella, con prontitud, ha aceptado ya en un telegrama. El tono de la comunicación es sencillo y espontáneo. No hay detrás de las palabras, actitudes estudiadas en función de una impresión positiva que se desea causar, ni hay en las frases la preocuñación de un estilo elegante que quizá se suela buscar en cartas de este tipo. La M. Cánida no siente necesidad de referirse a lo que este paso histórico significa para la Congregación. No hace comentarios sobre el sentido de la misión, tanfuerte en su carisma, con las exigencias de apertura universalista y de disponibilidad ( cf. FC; R 3 y 27 [1872]; EFC p. 63-68, 73-79; EMF p. 227-231) Estas realidades más profundas, vividas existencialmente por la M. Fundadora y las Hijas de Jesús, están presentes en otras cartas del mismo período en que se van dando los pasos para la realización del pr

Idioma
Fecha de publicación
1910