A D. JOSÉ CADENA Y ELETA, OBISPO DE VITORIA
Salamanca, 9 noviembre 1911 MF IV 140. No autógrafa. Escrita por Joaquina Gómez y firmada por la M. Cándida.
Una atmósfera de alegría y acción de gracias envuelve la presente carta, en la que resuena como el acorde final de una larga sinfonía, en la que aparece, por otra parte, como un prenuncio esperanzador del futuro de la Congregación de las Hijas de Jesús en las tierras brasileñas. En ella, la M. Cándida reproduce textualmente a D. José Cadena y Eleta el telegrama en que Manuela Azcue, en nombre de la primera comunidad, le comunica la llegada a Pirenópolis y la próxima inauguración del colegio, fijada para el 8 de diciembre, en una coincidencia providencialmente feliz con la fecha en que la Congregación celebra sus cuarenta años de existencia. Pero, a la vez le participa que ha aceptado ya la fundación del segundo colegio en tierras americanas: Mogi Mirim. El Señor revela, en los siglos de la historia, que ha abierto Él las puertas del Brasil a las Hijas de Jesús, y quiere que se vayan consolidando en aquella Iglesia local su presencia y participación en la misión educativa. Poco después empezaran a llegarle a la M. Cándida nuevas propuestas. Don Eduardo, obispo de Uberaba (Minas Gerais), el 28 de noviembre solicita, a través de Manuela Azcue, que estudie la posibilidad de abrir dos escuelas en su diócesis: en Conquista, ciudad dominada por el espiritismo, y en Araguari, en donde es fuerte la influencia protestante (cf. Fund. Brasil 1, 11). El mismo obispo de Goias, D. Prudencio, el 20 de febrero de 1912 le presenta de modo formal y también por mediación de la superiora de Pirenópolis, la petición de nuevos colegios en Catalao, Ipameri y Bonfim, municipios en los se siente un futuro prometedor. Manuela Azcue, al transmitir todas estas propuestas, da su parecer, indicando que sólo las que están en Pirenópolis serán capaces de valorar suficientemente lo que significa tener otras casas más en el largo trayecto que ellas han recorrido en ferrocarril o a caballo desde que desembarcaron en Santos (cf Fund. Brasil 3, 13).