A LA H. JOAQUINA GÓMEZ LOMBA
Medina del Campo, 2 septiembre 1894 MF I 57. Autógrafa.
En esta carta breve y sencilla, la M. Cándida revela aspectos significativos en su actuación como superiora general. Al escribirle, Joaquina Gómez manifiesta casi siempre una gran dependencia hacia ella: le da cuenta minuciosa de la vida y actividades de la comunidad y del colegio; la hace participar de otos los acontecimientos, grandes y pequeños, y le consulta sobre cualquier decisión a tomar, pidiéndole el parecer sobre la manera de actuar en cada caso. Situándonos en el contexto histórico de aquel momento, no nos llama la atención ni la actitud de Joaquina ni la forma tan minuciosa de contestar de la M. Cándida. La escasa autonomía de las superioras locales en el servicio de la autoridad era entonces un hecho. Por otra parte, en una Congregación que no tenía aún veinticinco años de existencia y no cantaba, como era natural, con el nivel intermedio de gobierno –las provincias-, las superioras locales estaban vinculadas directa e inmediatamente a la superiora general para cualquier decisión que sobrepasara los límites de su competencia. Lo que realmente nos sorprende es la amplitud que da la M. Cándida a Joaquina en cuanto a sus decisiones. Es la llamada que hace a su capacidad de discernimiento, en la que confía plenamente. Conocedora de la fidelidad plena de la persona concreta a quien ha confiado la misión de decidir en una comunidad local y de su actitud de sinceridad y de indiferencia ignaciana, al mismo tiempo que expresa su parecer de modo claro y definido, le deja campo abierto para realizar su tarea y hace una llamada a su responsabilidad, señalándole un criterio de discernimiento: “Usted puede hacer lo que sea mejor”; o más explícitamente: “Haga Vd. lo que mejor convenga a mayor gloria de Dios”.