A FR. JOAQUÍN PÉREZ PANDO
Tolosa, 7 octubre 1890 MF II 2. No autógrafa. Escrita por Joaquina Gómez y firmada por la M Cándida.
En unas notas escritas sobre la M. Cándida, nos cuenta el dominico Joaquín Pérez Pando que la conoció personalmente a principios del año 1888: se cruzaron en la calle. Unos días después, obedeciendo a una orden de su superior, fue al colegio de la Inmaculada a celebrar la eucaristía y darles una charla. Después supo Fr. Joaquín que, durante el año 1887, la M. Cándida iba muchas veces a oir sus sermones. Es interesante que atribuya a esta presencia la inspiración particular que tenía al hablar, la seguridad que sentía frente al pueblo, la facilidad de expresión y la fecundidad de sus palabras. Mientras estuvo en Salamanca la trató muy de cerca. Empezó a sentir hacia ella una honda veneración por su santidad y un fuerte cariño, que fue creciendo a medida que se relacionaba con ella e iba recibiendo muestras de su afecto hacia él. Parece que el Señor le concedió a la M. Cándida, con relación a Fr. Joaquín, el don de penetrar en su mundo interior, para desde esta penetración, envuelta en cariño e interés, darle el impulso que le hacía falta para su crecimiento en gracia y una vivencia en profundidad en su vocación dominicana. Al partir Fr. Joaquín de Salamanca, en 1889, camino de sucesivos destinos, se inicia una numerosa e interesante correspondencia con la M. Cándida; se ve, por una parte, la sencillez y el afecto casi maternal con que Cándida María de Jesús trata a Fr. Joaquín, y, por otra, la confianza, la apertura, el cariño y la veneración con que este religioso dominico le escribe