A LA H. JOAQUINA GÓMEZ LOMBA
Tolosa, 29 ABRIL 1912. MF IV 160. No autógrafa. Escrita por María Igarategui y firmada por la M. Cándida.
Es el reconocimiento de su pequeñez y pobreza radical el que ayuda a la M. Cándida María de Jesús a reconocer el don de Dios tanto en el dolor como en el gozo. Se fía totalmente de Él, y, consecuentemente, acepta su voluntad, sea cual sea la forma en que se le manifiesta. Por eso, siempre y en todo, “bendito sea Dios”. Esta actitud de alabanza es una de las ideas-eje en la espiritualidad de la M. Fundadora. Expresa también esta carta la necesidad de que aumente el número de las Hijas de Jesús y su deseo de que se extienda la Congregación para el servicio apostólico, y dar gloria a Dios con ello. Al hablar del tema de nuevas vocaciones al Instituto, añade, significativamente, su deseo de ver crecer el noviciado con buenas y firmes vocaciones, en las que esté presente el amor a la Congregación como uno de los elementos fundamentales